En momentos cuando los congresistas de las Comisiones económicas de Senado y Cámara, designados como ponentes y coordinadores ponentes del Proyecto de Ley que contiene el Plan Nacional de Desarrollo 2023- 2026 “Colombia Potencia Mundial de la Vida”, adelantan las discusiones sobre las proposiciones que darán cuerpo al documento definitivo que se presentará para su estudio y votación en primer debate de comisiones conjuntas, el gobierno nacional tiene la complicada tarea de articular el esfuerzo de sus alfiles para trazar una ruta conciliada que le permita afrontar el enorme reto de sacar adelante los programas y proyectos que harán realidad las ilusiones de cambio de millones de colombianos y del primer gobierno de izquierda en la historia del país que los representa desde el pasado 7 de agosto.
Por eso no sorprende que durante las últimas semanas se haya visto transitar por entre los pasillos del Congreso de la República y los salones del Ministerio de Hacienda (lugar donde tradicionalmente suceden estos debates) a funcionarios de la administración y líderes de otros sectores de gobierno, buscando acercamientos con los congresistas designados para discutir el Plan Nacional de Desarrollo y poder dar claridades sobre los retos de sus carteras y los objetivos que se plasmaron en el documento con el fin de impulsar su materialización en lo que queda del cuatrienio.
Esto ha significado una agenda extensa y casi exclusiva de reuniones y mesas de trabajo intensas donde los interesados, además de exponer lo descrito, han ido atendiendo una a una las inquietudes de los coordinadores ponentes que, valga la pena aclarar, provienen de todos los sectores políticos del congreso y defienden los intereses de sus respectivas bancadas.
En este ejercicio, desarrollado entre el 7 y el 17 de marzo de 2023, los coordinadores ponentes discutieron con los sectores de gobierno, en jornadas de trabajo que alcanzaban las 10 horas diarias, alrededor de 5.000 proposiciones radicadas en la Comisión Tercera de Cámara de Representantes con igual número de solicitudes para ajustar, modificar o eliminar alguno de los 300 artículos del documento original y/o proponer la creación de nuevos apartados dentro del plan de Desarrollo que, al final de la jornada, se radicó para discusión en primer debate del pleno de las comisiones económicas de Cámara y Senado, con 358 artículos.
Este primer debate tuvo lugar esta semana los días 21, 22 y 23 en el Salón Elíptico del Capitolio Nacional y dejó como resultado 74 artículos aprobados, 27 eliminados y 257 aprobados parcialmente con proposiciones que se dejaron incluidas como constancia para la discusión del segundo debate.
Y es que más allá de los esfuerzos propios del trámite legislativo de un Proyecto de Ley de estas magnitudes, el gobierno nacional, durante todo el proceso de socialización y discusión que ha surtido con su iniciativa, demostró un interés particular de defender sus posturas ideológicas respetando las posiciones de sus opositores políticos y de quienes, aún desde la misma orilla ideológica, mantienen sus reservas con el resultado final del documento presentado a los colombianos. Documento que, se debe recordar, se desarrolló con las iniciativas populares recogidas por cientos de miles en todo el territorio nacional gracias a la estrategia de los “diálogos vinculantes”.
De tal manera que la gran responsabilidad de cambio que abandera el presidente Gustavo Petro junto a su vicepresidenta Francia Márquez, sus ministros y todo el equipo que conforma la coalición de gobierno, incluidos los congresistas de los partidos declarados afines, continúa en la búsqueda de escribir uno de los renglones más importante de la historia del país.
Y no solo porque el resultado final que dicte el articulado del Plan de Desarrollo será fundamental para sacar adelante sus ideales de campaña, sino también porque al decidir mantener un papel conciliador y receptivo frente a los argumentos de la oposición en esta etapa del trámite legislativo, le ha permitido que, sin ofrecer nada más que el debate respetuoso de ideas y puntos de vista diferentes, se pueda ir definiendo un espacio de gobernabilidad necesario para el ejercicio democrático que se vislumbra en el horizonte.
En el cual las fuerzas de oposición al igual que los partidos de gobierno mantengan el lugar que les otorgó el pueblo en las urnas, no únicamente desde el debate sino también en las iniciativas que se promuevan al interior de la rama legislativa, independientemente del sector del que procedan, encaminadas única y exclusivamente a cumplir con las demandas y las necesidades de millones de colombianos.
Así las cosas, el gobierno nacional tiene el reto de mantener el balance entre sacar adelante sus ejes programáticos y respetar los espacios y las consideraciones de la oposición, sin transgredir ninguna de las dos, garantizando una gobernabilidad futura, de cara al 7 de mayo cuando presente a los colombianos la carta de navegación por la que votaron en mayoría y que se ha denominado “Colombia Potencia Mundial de la Vida”.